Han pasado ya 15 dias, desde que nos dejara el NEGRO. Y he leido , una carta que escribio despues de su muerte, un gran genio, gran periodista, y como queda demostrado, gran amigo de Andres.Se me ha vuelto a encoger el alma.Hasta siempre, D Andres.
"Si siguen diciendo que el vacío es movimiento a distintas velocidades por algo será. El vacío dejado por Andrés Montes es iracundo, proporcionado a la virulencia del arranque y la aceleración de su marcha. Aunque sé que le gustaba más Ian Fleming yo he recurrido a Aristóteles para encontrar explicaciones: La flecha empujada por el arco avanza en el espacio y el aire acude rápido a ocupar el espacio por el horror al vacío, empujando a la flecha de tal manera. Así se ha ido Montes, como llegó y como vivió. Fugaz, tajante, como un torbellino. Un personaje de una película que ha sabido a poco, referente de un guión sorprendente de principio a fin. Un juguetón con herencia de aventura gallega y arte caribeño. Descendiente de virtuosos como Nené (inventor del tres cubano) y Zenaida Manfugás (prestigiosa concertista de piano) las circunstancias llevaron a Andrés a representar el papel de un negro de Chamberí que buscaba la dicha por la calle de en medio, con ese caminar tambaleante y frágil centro de gravedad sobre pies planos, sin clavel en la solapa y con sombrero, abrigo largo, gemelos dorados y zapatos brillantes.
Quería vivir en rebeldía con apariencia de aristócrata, como un hidalgo socialdemócrata preso de la originalidad. Cuando un día se afeitó la cabeza lo decidió para siempre, para no despeinarse por un camino empedrado desde la salida. Se quedó con cara de luna llena sonriente mientras viajaba en ese trueno sin frenos que no le dejaba percatarse de las cosas simples, feas y sin clase. La vida se empeñó siempre en ponerse del lado erróneo porque no hay tanta gente dispuesta a gastar tiempo en entender a un elemento tan dispar.
Disfrutábamos con nuestros papeles cambiados. Él, casi quince años mayor, era atrevido y arriesgado, más impulsivo. Con sólo una mirada me pedía que pusiera la cordura. Me acabé percatando de que en su vida no había acumulado excedentes de ternura y por eso se mostraba parco y selecto en el reparto. Me tocó. Me impuso, disimulado, su amistad sin remisión. Un experto en desconfianza como él, que veía el veneno antes de que la cobra abriera la boca, quería que le escuchara y le diera mi parecer. No pude negarme. El showman al que me tuve que adaptar sobre el escenario se puso el primero en la lista de números frecuentes de mi tarifa de MoviStar. Me eligió su mar en calma, su centinela. A partir de ese momento no dejó de sorprenderme y de nutrir al personaje.
Le conocí siempre una salud de “cristal de Bohemia”. Achacoso, hipocondriaco, se regocijaba en cualquier sitio con el uso de la lanceta y el glucómetro del estuche para diabéticos. Sobrevivía con los bolsillos llenos de pastillas contra la hipertensión, las malas ideas de su corazón en forma de anginas de pecho y las secuelas de un riñón extirpado por cáncer en una glándula suprarrenal. Un cuerpo frágil soporte para unos motores forzados a altas revoluciones que encontraba el sentido de la vida tumbado en el sofá de piel negra y buena del salón de su casa. Como un Leo Bassi del periodismo renegaba de esta profesión convencido de que no servía de nada perder tiempo buscando la suerte y de que la dignidad del trabajo era una farsa interesada.
Un día le llamaron frívolo y le acusaron de sólo buscar la risa de la audiencia. Andrés asintió con orgullo. El recurso de la repetición era imprescindible para la consolidación de los latiguillos y apodos y su trabajo, puro repentismo, sólo respiraba a través de la improvisación. Planificar era adulterar, un guión en su labor resultaba agua para chocolate. La adopción de papeles, los gestos, el estilismo y la orientación de los tiempos muertos de los partidos surgían sobre la marcha. Once temporadas, más de mil partidos y más de veinte viajes a Estados Unidos juntos. A borbotones surgieron con nocturnidad y emisión en vivo el Calabazas Club (por un centro de vacaciones donde acudió Charles Barkley para adelgazar), la cocina italiana en Detroit, el cine de Steven Seagal, chupa-chups, churros, chirimoyas, especias, mamparas y cortinas de baño.
El sentimiento masivo que ha provocado su marcha es una conmemoración a la eternidad de su registro. No sé de nadie que haya dejado tantas comidas y cenas pendientes pese a que descubría virtudes en gente que pasa desapercibida y obviaba a los triunfadores consolidados. Ninguno de los dos habríamos imaginado que su ausencia abrupta cambiara el ritmo respiratorio de tanta gente. Pero Andrés, te confieso que en esa fatídica noche del viernes 16, en el portal de tu casa, predije, entre amigos, que íbamos a leer y escuchar auténticas barbaridades en estos días. Me quedé corto. Siempre pensaste que la gente podía perder la compostura y beber agua por señas con tal de tratar de instrumentalizar a libertinos como nosotros… A un cimarrón como tú."
Antoni Daimiel
sábado, 31 de octubre de 2009
Mi primer post
Bueno, aqui va mi primer post , en este blog.
No sabia como empezar, asique algo de musica :D. Y como no buen feeling =P
No sabia como empezar, asique algo de musica :D. Y como no buen feeling =P
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